¿Por qué tardaste tanto,
por qué vienes ahora?
{...ahora que ya mis sienes
son como blancas palomas}
¿Por qué vienes ahora,
por qué tardaste tanto?
{...¿no ves que ya mi espalda
se está encorvando?}
¿No ves que ya mis manos
no son hermosas?
{...mis manos que ayer fueron
cual mariposas}
¿No adviertes el cansancio
que hay en mis ojos?
{...mis ojos que de olvido
casi se han roto}
Mi boca –ayer de rosa–
se volvió mueca
{...de hastío, quejumbrosa,
ya está reseca}
Mi voz –ayer de trinos–
es como un grito
{...hoy sólo es como un eco,
como un quejido}
Y el corazón de pena
se ha ido enfermando
{...de adioses, despedidas,
se está acabando}
Y tú vienes ahora,
¡triste ironía!
Y exiges que te oiga,
que cante y diga.
Y pones en mi mente
caudal inmenso;
y en palabras ardientes
quitas mi aliento.
Ahora que el ocaso
llega a mi vida
te instalas, con retraso,
¡inspiración divina!
(Chari, 11 de abril, 1986, Copyright © Library of Congress)
(Chari, 11 de abril, 1986, Copyright © Library of Congress)
No hay comentarios:
Publicar un comentario