
Me llegó.
Sucedió...
Fue un trocito de canción
la que me llegó.
No sé ni cómo...
...ni de dónde.
Me llegó...
como un susurro
que acaricia,
que te eleva,
que conmueve
y que remueve...
Como si un ángel
se acercara
y me rozara
con sus alas.
Como si la luna
me mojara
la cara con su plata.
Y, al escucharla,
deseara
que la tierra
de perfume,
se llenara...
...y de flores,
y de risas,
y de amor.
Fue un trocito de cielo
convertido en milagro:
Recordé su nombre
y lo dije, bajito,
y el alma –gozosa–
¡se puso a volar!
(Chari, 26 de octubre, 2009. Copyright © Library of Congress)
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